lunes, 22 de junio de 2009

Teatro: Yo a usted la Quiero a Morir

Vestida de blanco. Una cinta de cuero dorado bordea su cintura. Tomada de la mano de sus amigos y colegas, la actriz ecuatoriana Martha Ormaza recita una oración para que las buenas energías la acompañen antes de que se levante el telón.

A pesar de haber estudiado Derecho, el teatro ya corría en sus venas. La pasión por el arte la heredó de sus antepasados. Un tío percusionista, siete tías abuelas monjas dedicadas a la pintura son parte de un extenso mapa genealógico en el que predominó el amor hacia el arte.

Anoche, Martha Ormaza vio su sueño cumplido. Por primera vez llevó a cabo una obra teatral de su autoría, en donde el personaje principal fue la Libertad.

Gemidos, lamentaciones y gritos de “Libertad y fuego”, dieron inicio a una obra de género épico, en donde un soldado libra una batalla con aquella hermosa dama que enloquece al raciocinio humano, muchas veces cegado por un amor que no alcanza a medir ni a justificar su acciones.
El Palacio de Cristal, perteneciente al Centro Cultural Itchimbia, fue el escenario de una interpretación artística con sello nacional. Percusión en vivo, un violoncelo, lluvia de estrellas, un triángulo musical y la conga fueron los instrumentos que, junto a efectos de sonido computarizados, recrearon cada escena de la primera producción teatral de una de las marujitas.

“Yo quisiera hasta cambiar de nombre para que nadie más muera por mí” exclamó la Libertad, personaje interpretado por la misma Martha. El papel del soldado lo realizó el actor argentino Juan José Gatto.

Al caer el telón los artistas reciben los aplausos del público y unos cuantos ramos de flores. Nuevamente se toman de las manos, sonríen y se abrazan unos con otros.

La Quiero a morir es una “mezcla experimental” de actuación combinada con coros y sonidos en vivo. Para Freddy Coello, miembro del Coral Amaralto, participar en la obra fue una experiencia interesante porque su actuación fue tanto coral como también actoral. “La vestimenta del coro fue negra porque representamos la neutralidad. Somos parte de la conciencia del público” comenta Freddy mientras retira el antifaz que cubrió su cara durante la presentación.

Juan José Gatto nació en Buenos Aires, Argentina. A los tres años subió a un escenario y desde entonces el teatro ha sido su móvil y la fuerza que incluso lo trajo al Ecuador. A su parecer las cosas deben hacerse por gusto propio y voluntario. “Cuando arranca la obra sientes como si estuvieras en un tren y te invade la adrenalina” comenta el intérprete del soldado desconocido, quien asegura “el artista debe ser impermeable y lograr conmover al espectador”.
Mientras se abraza con sus amigos y familiares, Martha les expresa su agradecimiento y felicita al talento que la ayudó en el logro de su sueño. “Es el público y son los críticos quienes podrán decidir si el acto estuvo bonito o no” responde Martha a la pregunta de un periodista.
“La actuación es sublime. Es mi vida, es mi aire y mi pan de cada día” dice Martha con emoción, mientras explica que la obra surgió a raíz de su proyecto de Tesis, que se basó en la Libertad.

La actriz confiesa que mientras está en el escenario sus sentimientos son distintos a sus emociones cotidianas.

“La libertad quiere que los hombres se den cuenta que es algo efímero, y que de pronto no merece que ellos sacrifiquen su vida por una utopía” son las palabras que reflejan la idea central que la actriz quiso expresar en su primera obra.

María Fernanda Moncueco es la administradora del Centro Cultural Itchimbia, un espacio público que pertenece al Distrito Metropolitano de Quito. “Estoy emocionada por el proyecto, porque ya lo conocía y nos encantó colaborar en la organización” manifestó.
“El nivel y calidad de la actuación ecuatoriana está muy bien representada por nuestros talentos, quienes quisieron transmitir una idea que involucra una realidad en la que día a día hay muertes” dijo Santiago Álvarez, quien acudió al evento en compañía de sus padres.
“La Quiero Morir” se presentó este sábado 20 de junio Palacio de Cristal. La obra contó con el auspicio del Fondo de Salvamento (FONSAL), Fundación Quito Bicentenario 1809-2009, Centro Cultural Itchimbia y Electrolight.

Por: Fernanda Morán

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