viernes, 14 de noviembre de 2008

Pobre Mundo

Al hablar de los niveles de pobreza alrededor del mundo, las cifras pueden llegar a ser escalofriantes. Pero qué tan válido puede ser el simple hecho de conmover a alguien, cuando ese alguien vive en mansiones de lujo y gasta miles de dólares en una simple cartera o en un par de zapatos. Mientras tanto hay niños que se ven obligados a salir de sus casas y aguantar frío, lluvia e incluso exponerse a los peligros de la calle, con tal de regresar a su casa (y eso si es que la tienen) con unos cuantos centavos para el pan.

Según las cifras descritas en el artículo Pobre Mundo (por Christian Yaguana), 16 000 millones de dólares han sido desigandos por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para "erradicar la pobreza". ¿Erradicar? o ¿Tratar de disminuirla? Más bien pareciera que cada vez va en incremento. Erradicar un problema que existe desde tiempos inmemoriales, productos de actos bárbaros, desalojamientos injustos, saqueos y matanzas, no es cosa sencilla.

Pese a las constantes reuniones que realizan los miembros de estos altos organismos mundiales, la pobreza está presente en aquel mendigo que siempre está parado en el mismo sitio, a la luz de aquellos que a penas y voltean a verlo, por su aspecto descuidado o porque temen que el pobre hombre pueda asaltarlos y quitarles sus tan idolatrados disfraces costosos.

Pobreza es tener dinero en el bolsillo, quizá para comprar otro tabaco más, y no entregárselo a aquel niño de nariz mojada y carita sucia que te mira con ojos de tristeza mientras su estómago gruñe de hambre.

Por más reuniones y acuerdos, la pobreza acecha a aquellos desvalidos y olvidados, de lugares lejanos para quienes un dólar representa la comida para un día. El dinero del mundo está y estará mal distribuido mientras exista la codicia, la ambición y mientras existan aquellos que se hacen de la vista gorda ante injusticias.

Porque no es pobre aquella madre que lava la ropa y tiene sus manos llenas de cicatrices, ni aquel niño que lustra botas en una plaza, o aquel vendedor de caramelos que sube a los autobuses. Pobre es aquel que pasa en su auto del año y en lugar de escucharlos sube el vidrio de la ventana, o simplemente se cambia de acera pensando que con esa actitud se libra de culpas.

Los golpes de pecho no son suficientes...la pobreza no es sólo económica sino también de corazón.


Por: Fernanda Morán

viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Y si tengo SIDA?

¿Acaso no es esta una de las principales preocupaciones de los jóvenes? Pero, ¿estamos tomando las medidas necesarias para evitar lamentaciones?

A pesar de los altos índices de personas infectadas con el virus del VIH (SIDA) al momento de "actuar" el pensamiento y el raciocionio quedan totalmente bloqueados. Sin embargo surge una una gran incógnita ¿qué acaso el concepto sexualidad no engloba algo más que ir a la cama con alguien y no tomar medidas de precaución?
Y algo que puede complicar la situación es que los jovenes, a pesar de tener conciencia de los riesgos, no quieren usar preservativos u otros. Así lo demuestran estudios realizados en Países como Rusia, México y Estados Unidos con el objeto de promover y apoyar campañas de concienciación sexual y prevención de enfermedades de transmisión sexual

¿De qué sirve tener conocimiento acerca de estas enfermedades si no hacemos nada por reducir su contagio? Pareciera que tanto a hombres como a mujeres el tema del SIDA nos atemoriza terriblemente y a pesar de ello existen miles de individuos en el mundo que descartan la posible idea de estar contagiados o ser portadores de una de estas afecciones.

" ¿Qué va? yo estoy muy seguro de mi pareja?" Suele ser una de las expresiones con las que se tiende a evadir el temor latente.

Pero ¿y si me tildan de promiscua por llevar preservativos en mi cartera? Es la interrogante que aturde a aquellas mujeres decididas y precavidas que prefieren lllevar las riendas de una sexualidad responsable pero libre. El machismo, aún presente en la sociedad, tiende a "criticar" e incluso "juzgar" a un sexo femenino que solía ser apedreada por intentar ejercer su libertad.

Está bien si quiero tener relaciones con mi pareja, lo que no está bien es tener contacto sexual sin un método que nos proteja. Para ir más allá de la palabrería: El SIDA está rondando siempre pero depende de uno mismo evitar que éste acabe con nuestras vidas. Y si acaso surgen la sospechas, lo más recomendable es acudir al médico para un chequeo completo que elimine la incertidumbre.


Por: Fernanda Morán

jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Que cómo fue mi primera vez?

Malena (18) iba condiciendo junto a sus dos amigas, pero el camino es largo en carreteras de enormes distancias y anchos carriles. Una de ellas propuso hacer algo interesante, para evitar que la “Male” se duerma. La primera pregunta surgió con un tono de recelo y algo de timidez: "¿Quién de las tres es virgen aún?" Al principio todas rieron pero luego el silencio presionaba una rápida respuesta.

“Pues yo ya no soy y hace rato”, dijo su amiga que estaba sentada a su derecha y a veces hacía de copiloto. “La verdad fue algo chévere en su momento, porque al mismo tiempo es bastante doloroso”, decía mientras las otras dos escuchaban casi sin parpadear.

Según estudios médicos, la primera relación sexual es dolorosa, tanto en hombres como mujeres, aunque no obligatoriamente sucede en todos los casos porque la textura de las capas que componen el himen (en las mujeres) suelen ser muy elásticas.

Varias de las preguntas más comunes que surgen de sus preocupaciones personales y su afán de encontrar posibles respuestas a sus inquietudes pueden ser: ¿fue doloroso?; ¿sangraste?; ¿cuán largo puede ser el período de sangrado después de la primera relación?

Por ejemplo, Mario (19) conversaba con su mejor amiga de la infancia acerca de sus experiencias sexuales. Raquel (18 ) le había preguntado si él notó la ruptura del himen en su novia cuando tuvieron su primera vez. Pero él se incomodó un poco cuando respondió que no, que ella ni siquiera sintió dolor alguno. “Pero yo si sangré y me dolió un montón”, le dijo su amiga para aumentar un poco más su duda.

Y es que está científicamente comprobado que hay mujeres que poseen el himen tan elástico que llegan a la sala parto con esa ‘telita’ intacta. Entonces, es normal que algunas sangren y sientan dolor, pero al mismo tiempo es normal que para algunas no exista molestia alguna ni durante ni después.


Por: Fernanda Morán